sábado

Solari llevó a su tribu a Salta


Ya es imposible de negar. Por más que no guste de su música y no se comparta su “onda”, el poder de convocatoria que tiene el Indio Solari es indiscutible. El solista demuestra en cada una de sus presentaciones que moviliza multitudes, como anteriormente lo hacía con los Redonditos de Ricota, y que es capaz de frenar por un par de días toda actividad en la ciudad elegida, además de colapsar los hoteles y los medios de transporte público (micros, tren, avión, etc).

La ciudad en la cual se desató el delirio esta vez fue Salta. El estadio el Padre Ernesto Martearena, el cual albergó a 40.000 personas que disfrutaron de Solari, acompañado por los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.

El recital arrancó con “Todos a los botes” y siguió con “No es Dios todo lo que reluce”. Después continuó con varios temas de “Porco Rex”, como “Marini y los Tafiroles”. Y así siguió por un tiempo más: con la elección de temas de cada uno de sus cd´s solista.

La primera mitad del show finalizó sin tocar ningún tema de Patricio Rey y el público, feliz, pero cada vez más deseoso de escuchar alguna canción de la mística banda, comenzaba a impacientarse. Todo estalló cuando comenzó a sonar “El infierno está encantador”, para luego darle paso a “Mariposa Pontiac/Rock del país”.

El final tuvo un alto grado de emotividad cuando sonó el riff principal de “Juguetes perdidos” e inmediatamente 50 bengalas iluminaron el estadio. La fiesta continuó con un par de temas más del 2º disco del Indio, y la grey se sentía como nunca y pedía que el momento no se terminara.

Pero como decía el tema de Vox Dei, todo tiene un final y que mejor despedida que “Jijiji”, donde el público agradeció con el “pogo más grande del mundo”, como años atrás lo había definido el cantante.

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